Puedes decir adiós a tu trabajo cobrando indemnización y paro: esto es lo que tienes que hacer

La mayoría de las personas quieren evitar a toda costa perder su puesto de trabajo, algo que se hace especialmente patente si nos despiden de manera procedente. De ahí que debamos ser responsables y profesionales en nuestro puesto para evitar estas situaciones tan desagradables.
Por el contrario, también se puede dar la circunstancia de que no estemos del todo a gusto en nuestro puesto de trabajo, o sencillamente estemos buscando otra salida. Si llevamos muchos años en el mismo empleo, quizá nos interese cambiarlo por otro del mismo sector o incluso dar un giro radical a nuestra vida. En este caso siempre tenemos la posibilidad de despedirnos por nuestra cuenta, pero hay dos aspectos que deberíamos tener muy presentes.
Por un lado, tanto en los despidos procedentes como si nos marchamos nosotros del trabajo, no tenemos derecho a indemnización ni a paro. Esto puede representar un serio hándicap para la mayoría de los ciudadanos, dependiendo de su situación en cada momento. Pero también tenemos la posibilidad de decir adiós a nuestro puesto de trabajo de los últimos años y recibir tanto la mencionada indemnización como el correspondiente paro.
Para poder beneficiarnos de todo ello, eso sí, se deben dar una serie de circunstancias que os vamos a mencionar a continuación, ya que en este caso no es lo habitual. Pero a lo largo de los años muchos trabajadores se han encontrado con algunas situaciones un tanto especiales que les han permitido despedirse en su empleo actual, al tiempo que la empresa se ve obligada a indemnizarles y tienen derecho a su correspondiente paro.
Situaciones para dejar el trabajo, con indemnización y paro
Tal y como os podéis imaginar, aquí dejamos de lado los despidos improcedentes por los que por supuesto tenemos de hecho a esos dos elementos de cobro. Aquí nos vamos a centrar en aquellas situaciones en las que podemos abandonar nosotros mismos el puesto de trabajo de manera definitiva, y la empresa estará obligada a indemnizarnos dependiendo de los años trabajados, e igualmente podemos cobrar la prestación por desempleo.
Incumplimiento grave por parte de la empresa. En determinadas situaciones extremas nos podemos encontrar con que se ha dado un incumplimiento que se podría considerar grave grave por parte de la empresa. Esto puede hacer referencia a apartados tan importantes como el sueldo, horario o tareas. En este caso existe la posibilidad de extinguir el contrato, y despedirnos con indemnización y paro.
Cambios importantes en las condiciones de trabajo. Al firmar el contrato inicial con la empresa, en un principio se establecen una serie de condiciones relativas a nuestro empleo. Esto significa que si se produce una modificación significativa en las condiciones laborales y que además nos perjudiquen, dejar el trabajo y beneficiarnos de las ventajas del despido improcedente es posible. Esto puede afectar de manera directa a elementos como los turnos en la jornada laboral, las funciones que tenemos que desempeñar en el día a día, el salario o las exigencias de rendimiento.
Problemas continuados con el salario. En el caso de que nos encontremos ante la desagradable situación de que cobramos siempre con retraso e incluso no percibimos el salario acordado, también nos podemos acoger a la finalización del contrato, cobrando indemnización y paro.